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Autor Tema: Entrevista con Joao Donato y el bossa nova  (Leído 3593 veces)
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Rafael Alcalá
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« en: Enero 02, 2008, 10:32:12 pm »

"Si hay una persona triste, la puedes cambiar con la música"

por Fernando Manfredi

Fuente: El Pais (Uruguay)

Joao Donato

Joao Donato es daltónico, eso le frustró su carrera como aviador. Pero el poder ver colores que no existen en la realidad le permitió crear un mundo de sonidos inéditos y personales. Estar frente a él es estar frente a uno de los fragmentos más significativos de la historia de la música popular brasileña; Tom Jobim, lo llamaba genio.

Jazzistas de primera línea, como Horace Silver y Tjader, son fanáticos suyos. Mañana actuará en la noche inaugural del 13 Festival de Jazz de Punta del Este, en La Azotea de Haedo.




-Usted comenzó a grabar en una época en que eso era muy difícil y además siendo un adolescente, ¿cómo sucedió?

-La música estaba en mi vida desde la niñez más temprana, en casa había una victrola y gran cantidad de discos de pasta de 78 rpm. Había que dar vueltas y vueltas a la manivela para oír aquellos primeros registros. Escuchaba muchos tangos y también por supuesto jazz. Lo cierto es que la música como disciplina me ayudó a conocer a connotadas personas del medio artístico como Orlando Silva, Nelson Goncalves, Dolores Durán, Emilinha Borba, en fin, todo un grupo de
gente que trabajaba en radio. Salí desde Acre (estado natal) tocando el acordeón. Mi ídolo era (y aún lo es) Luiz Gonzaga. Yo tocaba mucho las composiciones de Luiz, que en ese momento era el mejor ejemplo. Así fue que me invitaron a participar en una grabación con el flautista Altamiro Carrilho.


-¿Por qué decide irse de Brasil justo en el momento en que la bossa nova estaba a punto de convertirse en suceso?

-Por una razón muy simple: no conseguía tocar ni llamar la atención, se me hacía todo muy difícil. Necesitaba esperar hasta las 3 o las 4 de la madrugada, para que Milton Banana u otros de mis colegas me dieran espacio para tocar el piano. El público sólo quería oír música cantada o aquella sambita "telecoteco". Esto no me gustaba, precisamente porque estaba dentro de un grupo que estaba creando una música más susurrada, con una armonía más sofisticada, que tenía que ver con los discos de Stan Getz, de Shorty Rogers, de Chet Baker o de Gerry Mulligan.

Al igual que Tom Jobim, Joao Gilberto, Johnny Alf y Dick Farney, yo entendía que nuestra música era muy chata. Entonces decidí irme para Estados Unidos. Un amigo mío, de la época del colegio, me invitó a ir hacia allá. Era por una temporada de cuatro semanas en aquellos casinos que trabajaban 24 horas. Tenía dificultades para regresar a Brasil porque a veces no tenía el dinero del pasaje y tenía que esperar a ganar dinero para pagar el que un amigo había comprado. Así me fui quedando, y cuando me di cuenta, ya había permanecido allá por 12 años. Después, cuando me entró la nostalgia, resolví regresar en los años 70 y ya nunca más volví a salir.

Volviendo atrás, llegué en octubre de 1959. Quería hacer jazz, pero me explicaron que los lugares donde se podía hacer jazz, eran muy pocos para la enorme cantidad de músicos que en ese entonces había en Los Ángeles. Me explicaron que debían insertarme en el circuito de los latinos porque allí había mucho espacio y la mayoría de los músicos de jazz estaban allí. Cuando pude empezar a tocar, luego de un período muy difícil, hice mambos, cha-cha-chás y pachangas. Comencé con Willie Bobo y Mongo Santamaria.


-¿Cuáles son sus pianistas favoritos?

-Mi favorito fue siempre Horace Silver. Me encanta el ritmo, el gusto que él le imprime.También me gusta mucho George Shearing, pero Bill Evans, no me gusta tanto, porque es demasiado romántico. Mi modo de tocar pone mucho énfasis en el ritmo.


-¿Por qué la bossa nova continúa siendo tan respetada, especialmente
en el exterior, cuatro décadas después?


-Porque nadie aportó nada que pudiera ser más duradero, ni la joven guardia, ni el tropicalismo, ni la música de protesta, mucho menos el sertanejo o el axé. Por eso cuando quiero oír algo en casa elijo a Stan Kenton o Chet Baker de 1950. Nada de lo que oigo es actual. Cuando veo esas cosas absurdas que venden muchos discos hoy en Brasil, me siento como en 1959. En ese entonces, la música que hacía les parecía a los que me podían dar empleo como demasiado distinta, fuera de lo común, demasiado vanguardista…


-¿Se arrepiente de haber recorrido el camino más difícil?

-Yo empecé a tocar muy joven. El tiempo de la juventud es un tiempo maravilloso en el que uno cree que tiene las soluciones para todo y que los demás no saben nada. Pasado ese momento todo se arregla. Ahora hay una nueva generación de muchachos que es diferente de la que había antes. Antes no había televisión y a los cantantes había que escucharlos por radio e imaginarte qué persona era esa que estaba cantando. Así me enamoré de Ella Fitzgerald, sin saber que era una negrona grande. A mí me parecía una cosita venida del cielo. ¡Qué maravilla! Ahora ya sabes cómo son todos los artistas gracias a los video-tapes. La generación de ahora son todos especializados en Internet, un objeto que no sé ni cómo se conecta, como con el móvil que sólo sé cuál es el botón para hablar y para apagar. Los discos, por ejemplo, sólo tenían una música por una cara, ¡la otra estaba en blanco! Ahora tienes 40 músicas o más en un disquito. El único problema que tenemos es que no estamos de acuerdo unos con otros por no se sabe qué motivos. Lo que sucede es que el mundo es uno. Los españoles, los brasileños y los tailandeses, pertenece a la raza humana porque todos sienten las mismas emociones.

En todos los lugares tienen los mismos dioses sean cuales fueran y tienen las mismas personas, los mismos periodistas, los mismos músicos, los mismos cantantes, los mismos tipos que quieren innovar alguna cosa y a veces tienen suerte y en otras no, como algunos amigos que tenemos que murieron temprano, un poco a la manera de Don Quijote, queriendo luchar contra una cosa invisible que les aturdía y les hacía infelices. Los infelices mueren más rápido que los que están contentos. Los médicos siempre me han contado que los más contentos salen antes de las enfermerías, los más tristes se quedan. La tristeza mata.

Siempre hay una novedad cuando abres los ojos cada mañana. Si después vuelves a tus negros pensamientos y te pones infeliz es porque quieres. Cuando disfrutas de la vida, cuando estás contento, escuchas música celestial.


-Tom y Joao Gilberto siempre hablaron de la importancia de Joao Donato en sus músicas pero parece como si esa afirmación no fuera muy trascendente o no le diera mucha importancia, ¿es así?

-No, no es así. Creo que la importancia es fundamental cuando uno hace una cosa que considera seria, que tiene valor. Yo creo que lo que hago es de la mayor seriedad y lo hago con la mayor sinceridad pero creo que no es necesario para ser serio ser sobrio. Se puede ser serio y ser divertido a la vez, de la misma manera que se puede ser divertido sin tener que estar haciendo chistes porque no es necesario hacer gracias con cosas que no la tienen.

Lo que sí es cierto es que no soy un famoso, una big star, una pop star. Ni lo pretendo, ni me gustaría. Mi felicidad es la de ser una persona normal. Para mí todas las personas son importantes, desde el rey hasta el empleado que friega los servicios. Todos son buena gente, son gente a admirar y te pueden enseñar muchas cosas, hacerte compañía. Una persona se puede morir sola en un palacio.

Por eso, la gente normal es más feliz, tiene menos problemas, o tiene tantos que no quiere ni acordarse de ellos. La música es un remedio fantástico para los males del alma. Si hay una persona triste, la puedes cambiar con la música.


Perfil

Nombre: Joao Donato de Oliveira Neto

Nació: Acre (Brasil)

Edad: 73 años

Otros datos: Grabó en el primer disco de Astrud Gilberto

Casi famoso entre padres de la bossa Decir que Joao Donato es un "músicos de músicos" es poco. Además de haber sido uno de los precursores de la bossa nova, con su estilo austero al piano, Donato también es un compositor originalísimo, autor de éxitos y hermosas melodías, como Lugar Comum, A Paz, y Brisa Mar, entre otras. Irónicamente, Donato continúa siendo más respetado en el exterior que en Brasil, aunque eso no parece quitarle el sueño.

En 1958, un viaje a Estados Unidos de cuatro semanas se transformó en 12 años de residencia. A su regreso grabó Lugar Comum con Gilberto Gil. Hacía 50 años que el pianista no tocaba en Uruguay. Entonces había actuado en el Hotel San Rafael. Mañana en la primera noche del
13 Festival Internacional de Jazz de Punta del Este, se presentará en un programa en homenaje al medio siglo de la bossa nova. En el escenario de la Azotea de Haedo, volverá a demostrar por qué aunque es la menos conspicua figura del género, es uno de sus pilares fundamentales, además de un excepcional jazzista de raza.


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