¿Qué son los villancicos?

La palabra «villancico» surge debido a que se llamaba villanus al aldeano o habitantes de las villas. Así, el nombre de estas canciones comunales se les conoció como «villancicos», es decir, canción de villano o canción a lo villano para diferenciarlos de los nobles o hidalgos. Tambien significa canción de la villa ya que en sus orígenes sirvió para registrar la vida cotidiana de los pueblos. Sólo posteriormente los villancicos comenzaron a cantarse en las iglesias y a asociarse específicamente con la Navidad.

Los historiadores coinciden en que la tradición de los villancicos se remonta al siglo XIII y eran originariamente canciones comunales.

Estas canciones de Navidad son muy valoradas por la Iglesia Católica, la más antigua data del siglo IV: «Jesus refulsit omnium», atribuida a Sant’Ilario de Poitiers, obispo y doctor de la Iglesia, en el año 368 d.C. Sin embargo, los primeros villancicos que se conocen fueron compuestos por los evangelizadores en el siglo V, con la finalidad de llevar la Buena Nueva a los aldeanos y campesinos que no sabían leer. Sus letras hablaban en lenguaje popular sobre el misterio de la encarnación y estaban inspirados en la liturgia de la Navidad. Éstos hablan en un tono sensible e ingenioso de los sentimientos de la Virgen María y de los pastores ante el Nacimiento de Cristo.
Se dice que el compositor de los primeros villancicos fue Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, que compuso una serie de canciones para celebrar con sus tres hijas el misterio de la Navidad.

Durante la Edad Media comenzaron a incorporarse los villancicos en los festejos navideños. Durante esta época, los banquetes eran el punto central de las celebraciones. Pero en 1552 los puritanos británicos prohibieron la Navidad. Y aunque el festejo navideño volvió a Inglaterra en 1660 con Carlos II, los rituales desaparecieron hasta la época victoriana. Los villancicos fueron recuperados y se compusieron muchos nuevos.

Más tarde, la música navideña cristiana del Medioevo, siguió las tradiciones del «Canto Gregoriano», mientras que en el Renacimiento italiano, surgió una forma de canciones navideñas más alegre y juguetona. De algún modo, ellas se acercan más a los posteriores villancicos que hoy conocemos.

En el siglo XIII, se extienden por todo el mundo junto con los nacimientos de San Francisco de Asís.

En España, el origen de los villancicos se halla en una forma de poesía preferentemente cultivada en Castilla, parecida al zéjel. Esta es una forma de composición o métrica popular de los musulmanes españoles (por ejemplo: «Zéjeles del Cancionero de Aben Guzmán»). Antes de denominarse villancicos, recibieron también los nombres de «villancejos» o «villancetes».

En inglés, los villancicos son denominados «carols». La palabra tiene su origen en el francés «caroler», que significa bailar haciendo un anillo o círculo (similar a nuestra «ronda»). Dichas canciones se interpretaban en latín, su contenido era religioso y, debido a su adopción por los países protestantes, las tradiciones musicales de Navidad se intensificaron.

Una de las más célebres canciones de Navidad es «Noche de Paz» (originalmente «Stille nacht, heilige nacht») cuya letra fue escrita por Joseph Mohr, párroco de un pueblito de Austria y la música, compuesta por un profesor de música, Franz Gruber, poco antes de la Navidad de 1818. El profesor la enseñó a los feligreses y la acompañó en guitarra, dado que el órgano de la iglesita estaba descompuesto, cantándose por primera vez, en la fecha indicada.

HACIA EL SIGLO XVI

Debido a que las autoridades eclesiásticas empiezan a considerar la conveniencia de introducir en la liturgia composiciones en castellano como una forma de acercar al pueblo a los misterios de la Fe católica, el villancico poco a poco va cambiando su temática sobre el amor cortés para ir centrándose en temas de tipo religioso. De esta manera en los albores del siglo XVII se empieza a utilizar en los responsorios de maitines de las principales fiestas litúrgicas como la Navidad, Hábeas Christi, Asunción, santos locales, Epifanía, Trinidad, etc. Así los villancicos se convertirán además de en un obligado ejercicio para acceder al magisterio de capilla, en una de las principales obligaciones compositivas del maestro de capilla para las principales fiestas del calendario litúrgico.

SIGLO XVII

La interpretación de villancicos se hace cada vez más frecuente a pesar de las prohibiciones por parte de las instituciones conservadoras. Prohibiciones que se basaban en que el uso de los villancicos se había convertido en una práctica cada vez más usual de cancioncitas con forma de diálogo que recreaban la sorpresa de los pastores ante el misterio del nacimiento de Jesús. Temas como este se convertían en un excelente pretexto para realizar divertidas parodias en las que se hacía la burla correspondiente de personajes arquetípicos de diversas nacionalidades.
En este siglo el villancico tiene una gran complejidad técnica y formal aumentándose el número de voces incluso hasta ocho distribuidas en dos coros dispuestos en diferentes lugares de la catedral y acompañados con instrumentos como el arpa, el violón (Instrumento musical de cuerda, de forma semejante a la del violín pero de tamaño mucho mayor y por tanto de tono mucho más grave) y el órgano. Los villancicos de este siglo nos han llegado en manuscritos de borrador y en hojas sueltas para cada voz dejando de lado la escritura de facistol para este tipo de género.

EL SIGLO XVIII

Está marcado por la gran influencia que ejerció Italia en cuanto a música se refiere y no sólo nos estamos refiriendo a la ópera o a la zarzuela sino también al villancico.
Los villancicos seguirán teniendo las características populares del siglo anterior que se irán fundiendo con las características musicales de este siglo, situación que provocó que los villancicos se utilizasen en contextos litúrgicos pero esta vez con fines didácticos. Poco a poco se van introduciendo elementos teatrales en las iglesias buscando provocar en el pueblo afectos muy diferentes a la contemplación divina que se conseguía con el viejo estilo polifónico. Compositores importantes de este periodo han sido el padre Antonio Soler, Antonio de Literes y José de Torres. Estas influencias italianizantes provocaron que el villancico fuera definitivamente proscrito de la liturgia a finales de este siglo XVIII, de tal manera que en el siglo XIX los villancicos habían desaparecido de la liturgia siendo sustituidos por los tradicionales responsorios gregorianos. Así todo el patrimonio de villancicos quedó en el mejor de los casos almacenado en los archivos catedralicios, gran parte del cual aún está por publicar.

 

HOY EN DÍA

Al referirnos a la palabra “villancico” hacemos referencia a la canción de navidad que tiene sus orígenes en distintas culturas populares de cualquier nacionalidad. El villancico que estamos acostumbrados a oír en estas fechas tiene una estructura melódica y armónica sencilla y normalmente suele estar interpretado en las voces por coros de niños / as.

 

 

 

 

 

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