Conciertos de color

 

“Puedo hacer conciertos donde en vez de tocar un instrumento toco colores”, explica Neil Harbisson.

Él es un artista contemporáneo y activista ciborg británico e irlandés que al cumplir 11 años de edad, le diagnosticaron acromatopsia o monocronismo: sólo podía ver el mundo en blanco, negro y gris. Estudió composición musical experimental en Dartington College of Arts (Inglaterra) y fotografía digital en la New York Institute of Photography. Es el primer ciborg del mundo reconocido por un gobierno. Teniendo 20 años de edad creó y se implantó una antena en la cabeza para poder escuchar los colores, convirtiéndose así en la primera persona en el mundo con una antena implantada en la cabeza. Es cofundador y presidente de la Fundación Cyborg, una organización internacional dedicada a ayudar a los humanos a convertirse en ciborgs.

La antena «cyborg» está compuesta por una cámara y una salida de audio, que emite diferentes vibraciones directamente a su cabeza, según el color. Pero gracias a la antena que lleva implantada en el cráneo, Harbisson puede escuchar los colores de las obras que admira. Pero Harbisson no solo es capaz de escuchar los colores. Uno de sus últimos desafíos ha sido transformar los sonidos de los cuadros en una composición para orquesta.

“Intentamos enseñar a un coro y a un cuarteto cómo interpretar los colores, así que en lugar de leer una partitura, lo que hicieron fue interpretar los colores que yo les iba mostrando. Aprendieron a hacerlo. Al final ofrecieron un concierto de colores que funcionó muy bien”, explica.

En su primera composición cibernética Piano Concerto num.1 estrenada en 2004 en Dartington College of Arts, Harbisson pintó un piano de cola Steinway & Sons, usando las frecuencias de los colores como notas. Con su siguiente composición, Pianoborg Concerto, Harbisson adjuntó un equipo en la parte inferior del piano y un sensor de color encima de las teclas para convertir el piano en un piano preparado cibernético. Cuando un color se mostraba en el sensor, el equipo recogía la frecuencia y la transmitía al piano haciendo sonar la nota correspondiente. Neil dijo: «El piano está tocando los colores del pianista; el piano está tocando el pianista». Actualmente Harbisson da conciertos de colores conectando su ojo a altavoces y apuntando la antena a las caras del público o a objetos de color. En 2013 estrenó Sock Sonata en el Museum of Jewish Heritage de Nueva York, donde Harbisson creó música a partir del color de calcetines.

A principios de este año, ofreció un “concierto de colores” en el Palau de la Música de Barcelona.

¿Qué sientes tú cuándo miras los colores? Si prestas atención, seguro escuchas música. Dicen que las melodías bien seleccionadas despiertan nuestras emociones, ayudan a calmar el dolor y consiguen aportarnos paz y tranquilidad. Además, está demostrado que escuchar diferentes ritmos tiene efectos positivos sobre la salud en las personas de todas las edades. Lo cierto es que todos necesitamos música. Todos. No solo porque cambia nuestro estado de ánimo, sino porque acaricia el alma y supone un soplo de aire fresco para nuestra mente. La próxima vez que te expongas ante un color, cierra los ojos y escucha. La música está en todas partes.

 

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Fuentes:
http://www.elgrafico.mx/viral/16-03-2014/hombre-se-implanta-una-antena-para-poder-escuchar-los-colores
http://es.euronews.com/2014/03/25/neil-harbisson-o-el-arte-de-escuchar-los-colores/
http://es.wikipedia.org/wiki/Neil_Harbisson

 

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